No me gustaría hablar en esta entrada de las desigualdades que están afectando el mundo. Estoy sentado en una habitación con televisión, ordenador, internet, luz y a diez pasos exactamente de abrir un grifo y conseguir la cantidad de agua que quiera. Creo que así es muy fácil hablar de desigualdades…
Hace unos cuantos meses llegamos a la escalofriante cifra de 7.000 millones de personas, generado una diferencia entre ricos y pobres aún más significativa. Si hablamos del consumo de agua, el bien más preciado de este siglo por detrás del oro negro (y sino, tiempo al tiempo), «ha crecido a un ritmo que duplica el del aumento de la población» según las últimas estadísticas y lo peor de todo es que cerca de «1000 millones de personas,» si, habéis léido bien…, «carecen de agua potable y más de 2500 millones viven sin servicios de sanidad básicos como letrinas o inodoros.»
El mundo está cambiando y tiene ante sí un montón de desafíos a los que enfrentarse en este nuevo siglo. No sé cuáles son las soluciones pero los ricos tenemos que actuar; solidarizarnos con los que sufren más y luchar por dejar un mundo en donde los hijos de nuestros hijos puedan disfrutarlo al máximo.
Os animo a que echéis un vistazo a este gran reportaje de María Jesús Hernández, El Mundo. Haz click aquí.